Como ya se habló en la anterior entrada, las humedades son muy malas vecinas. Probablemente las provocadas por filtración, en general, sean las más sinceras y fáciles de solucionar.
¿Qué son?
Las humedades por filtración son las producidas por el acceso del agua a través de fisuras o huecos a zonas en las que no debería de estar.
¿Cómo se reconocen?
A diferencia de las humedades por condensación o capilaridad (que son discontinuas y no son homogéneas), las de filtración dejan una mancha perfectamente uniforme y delimitada.
Es muy importante buscar el causante de la humedad y arreglarlo antes de arreglar la mancha de la humedad, porque si no la mancha volverá a salir una y otra vez hasta solucionar la causa de la misma.
¿Cómo se producen? ¿Y dónde? ¿Solución?
1. Humedades en el sótano:
Se producen en sótanos debido al agua que se encuentra en el terreno. Según la ubicación de la construcción, esta cantidad de agua será mayor o menor, ya que no es lo mismo al lado de un río o del mar que una localización en el interior, lejos de fuentes de agua.
Cuando la cantidad de agua en el terreno aumenta (en muchas ocasiones producido por lluvias abundantes) y sobrepasa su propia capacidad de drenaje, el agua intenta filtrarse por los muros, provocando daños estructurales y estéticos. Un caso menos común, pero posible, es la ruptura de alguna instalación urbana, que provoque la filtración de agua al terreno y, a continuación, al sótano.
La solución es diferente si la edificación está aislada o en medianera. Cuando está aislada, hay que excavar para poder impermeabilizar y realizar una instalación de dreanaje. Cuando está entre medianeras, si no se puede excavar el perímetro, una solución es ventilar y crear una cámara bufa: un procedimiento que consiste en un tabique que oculte el muro del sótano, creando una cámara de aire que ventile y recoja el agua. Esta es una solución muy habitual en garajes.
2. Humedades producidas por instalaciones de agua:
Las rupturas, mal funcionamiento o falta de mantenimiento de las instalaciones pueden provocar fugas y afectar a diferentes zonas de la edificación.
Los daños en las instalaciones son habituales. Cuando se rompe una tubería el agua sale, busca el camino más fácil y, si en su paso se encuentra una fisura o un material absorbente, provoca la humedad. Cuando hay un mal funcionamiento o una falta de mantenimiento, las instalaciones no funcionan como deberían y provocan fugas.
La solución es fácil: reparación y mantenimiento de las instalaciones, pero primero hay que detectar dónde está la causa. Para ello habrá que picar o hacer pruebas para detectar el origen, ya que no siempre el lugar donde se ve la mancha es donde se encuentra la rotura.
3. Humedades por efectos meteorológicos:
Son provocadas por una inundación, o por el efecto de la lluvia y el viento cuando hay fisuras presentes.
Las inundaciones naturales son fáciles de reconocer. Ante ellas poco se puede hacer, a excepción de informarnos de si nos encontramos en zona inundable y, en caso afirmativo, elevar la edificación como un palafito para evitar los daños.
Cuando llueve y tenemos humedad, es una advertencia de que hay una fisura. Ésta facilita el acceso del agua al interior de la vivienda, que incuso, si hace viento, éste le ayuda a entrar. En estos casos hay que detectar la ubicación de entrada del agua, porque no siempre puede ser la más cercana a la humedad.
En la siguiente entrada hablaremos sobre las humedades de condensación.